Las webs autogestionables son mi elección digan lo que digan

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Sí, y la verdad es que son una buena solución en gran parte de los casos. El problema viene cuando no tienes tiempo para aplicar las actualizaciones necesarias, ya sean de contenido o de la propia estructura. Has de darle a tu clientela lo que buscas, no puede permitirse entrar cada semana a tu página y ver siempre lo mismo, porque tiene la huida muy cercana.

Además, el diseño web es un factor siempre a tener en cuenta, y uno de los puntos débiles de este tipo de páginas es que luego te encuentras diseños como el tuyo a solamente tres golpes de ratón.

Pero bueno, no soy yo nadie para quitarte la ilusión porque las páginas web autogestionables son un recurso excelente siempre y cuando cumpla una serie de requisitos.

¿Quién necesita una web autogestionable?

Pues aparte de tu prima, que se va a forrar con su tienda de manicura de uñas, cualquier emprendedor que esté dando sus primeros pasos en el mundo de las redes. No tiene por qué necesariamente dedicarse a vender, sino ofrecer contenido interesante, porque siempre ha tenido ese espíritu tan de la Ilustración.

Pero no nos engañemos, Internet se ha convertido en la manera de supervivencia de un buen número de personas. Cualquier empresa que se precie ha de estar en Internet, y si no lo hace, peor para él y mejor para ti si sois del mismo sector.

Tú estás ofreciendo un valor y una marca, mientras que él se sigue comiendo los mocos. Pero bueno, ese es su problema no el tuyo. Las páginas web autogestionables funcionan bastante bien siempre y cuando no tengamos unas pretensiones demasiado elevadas.

Son una especie de café para todos y que nos ayuda a hacer realidad nuestro proyecto. Las hay orientadas al comercio electrónico, que a fin de cuentas es algo que nos interesa bastante.

Y es que este tipo de webs pone al alcance de cualquiera tener siempre actualizado tu sitio. No requieren de conocimientos demasiado profundos, pero también es verdad que como no te dediques un poco a destripar su interior, siempre vas a hacer lo mismo.

Y quien lo vea desde fuera perciba probablemente que no hay cambios. Y tú ahí te has estado peleando con la web tratando de hacerlo bien, hasta que has mirado el reloj y has visto las 2:00 de la mañana. Misión imposible.

Empiezan los problemas

Sí, no te vayas que no te vas a librar. Los problemas surgen y si no lo han hecho ya tardarán poco en aparecer. No pienses que la pitonisa Lola te ha puesto dos velas negras, pero tu momento de pánico va a llegar y va a ser así.

Vives plácidamente en tu zona de confort y tu página web autogestionable va como la seda, aquello funciona, tiene buen aspecto, hay un tiempo de carga razonable, los usuarios interactúan… pero mira tú por donde, te da por hacer un experimento y todo se va a la porra. O incluso a veces no es necesario que hagas nada, ella sola se va a tomar viento.

Te pones nervioso, lo vuelves a intentar y aparece un mensaje extraño. Empieza el temblor de manos y te cae una gota de sudor frío por la espalda. Te decides a cerrar y abrir el navegador y entrar en tu panel de administrador. Vuelves a intentarlo y tu página web se ha quedado fuera de combate. No sabes si coger una cerveza y volver a intentarlo o pensar que es cuestión de poco tiempo.

Copias la línea de error y la pones en Google y ya es cuando se te cae el alma a los pies, porque te das cuenta de que eres un pardillo. La solución es posible, sí, pero ni dominas el lenguaje de programación, ni tienes ni idea de comandos y te da la impresión de que te está hablando Cañita Brava con la boca llena de pistachos. ¿Y ahora qué haces?

Tienes la opción de llamar a los SWAT, pero están en la otra parte del mundo solucionando otros asuntos. Se te ilumina la bombilla, tienes al amigo friki que se pasa el día delante de la pantalla mientras se atiborra a Cheetos. Le mandas un mensaje y se pone manos a la obra, pero como es un bocazas en verdad no tiene ni p*%a idea y te deja la cosa tal y cómo estaba. A fin de cuentas, lo suyo es el Fortnite.

Ya cansado, decides que sea una empresa la que se ponga manos a la obra y solucione ese marrón. Probablemente no sea una cosa de importancia, pero no has tenido la habilidad de solucionarlo. Silencio mientras agachas la cabeza.

Y no te culpes, tu misión es otra, pero ten presente que si optas por una web autogestiónable has de tener un mínimo de conocimientos para solucionar todos aquellos problemas que surjan. Y que no te quepa duda de que los marrones tarde o temprano aparecen, y tienen la virtud de hacerlo siempre en el peor momento.

¿Qué hago con mi cuquiweb?

Si optas por el modelo de web autogestionable has de tener presente que gran parte de tu tiempo se ha de dedicar a la formación y puesta al día.

Aunque sean sencillas y fáciles de mantener, lo comentado en el párrafo anterior te va a ocurrir tarde o temprano, y si lo hace, que al menos seas capaz de solucionarlo por ti mismo.

Muchas personas optan por este modelo, pero son usuarios comprometidos que saben que no pueden perder el tiempo si aquello falla. Se empapan tutoriales de YouTube, preguntan a gente que controla, realizan cursos online y, en definitiva, se preparan.

Pero si no es tu caso o no tienes tiempo ni ganas ni de ponerte al día ni de formarte, lo mejor es que delegues esta gestión en aquellas personas que saben. Olvídate del friki y del empollón de la clase que luego hizo una FP de informática. En estos casos lo más adecuado es recurrir a una agencia, no tengo que decirte cuál es la mejor, o a una empresa de las tantas que pululan por nuestro territorio.

Créeme, se trata de la mejor inversión que vas a poder realizar. Básicamente porque tu sitio va a estar siempre al día, podrás aplicar el diseño web que más sea de tu agrado, ejecutando las modificaciones oportunas en el momento adecuado. Y cuando vuelva a pasar esa incidencia, va a estar solucionada con solo mandar un correo electrónico, un mensaje o hacer una llamada.

Lo que a ti te va a costar la vida o no vas a poder hacer, para ellos es lo habitual. A poco que tus pretensiones sean algo elevadas, lo mejor es no jugársela y optar por otras alternativas de gestión. Es el momento de comenzar a hacer bien las cosas desde un principio y no ir luego poniendo parches, porque lo que puede ser un ahorro con lo de la autogestión, se puede terminar convirtiendo en un pago recurrente a quien te solucione los marrones.

Respuesta a las 4 decisiones que debes tomar para no arruinar tu web

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