Te empeñas en ir pisando huevos: Lo que está haciendo que tu web vaya lenta

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Tabla de contenido

  • “Dani, mira, entra en mi web a ver qué te parece. Es xxxx.com”.
  • “Venga, voy a ver”.
  • “Me ha quedado guapa guapa”. “Con esta voy a petarlo”.
  • “¿Dani?” “¿Qué te parece?”
  • “Todavía está cargando”. “Pelín lenta que va, ¿no?”
  • “Sí, pero cuando sale todo flipas”.

Esta conversación ocurre más a menudo de lo que puede pensar. Pero vayamos atrás en el tiempo. ¿Recuerdas aquellas páginas web de finales de los 90? Tu módem de 56 Kb, en el mejor de los casos, tardaba en procesar la página de inicio de una web que tenía de todo. Cuando se lograba la magia, lo que tenías delante no te podía dejar indiferente. Un fondo que era un mosaico de colorines, una imagen espacial o un fondo plano de colores chillones. Todo esto se aliñaba con una fuente horrible y con banners por todos los sitios, incluyendo el de “sitio en obras” cuando hacías cambios.

Pero aquí no acaba la cosa, un contador de visitas bien generoso y una sintonía MIDI para que aquello terminase de impactar… ¡Y vaya que si lo hacía! Pero eran los 90, también a principios de milenio, y el internet doméstico estaba llamando a la puerta.

Llamaba la atención y maravillaba por partes iguales, la carga de la página quizás pasaba a un segundo plano porque finalmente se terminaba obrando el milagro. Además, estábamos acostumbrados a esperar y esperar para otras cosas, como por ejemplo, descargarse una canción en Napster. Una de 4 MB tardaba un buen ratito, así que lo de esa página que cargaba lentamente tampoco era para tirarse de los pelos.

 ¿Y ahora? ¿De verdad que es importante?

 Si piensas en pleno 2021 que la velocidad de carga de una web no es importante, no estás a lo que tienes que estar. Sacrificar velocidad por diseño es algo que no tiene ningún tipo de sentido. Máxime, porque las velocidades que alcanzamos con las redes de fibra son muy altas, y si la página tarda en cargar, el problema lo tiene el propietario de la web (o su webmaster, programador o diseñador…) y no tu conexión.

La principal razón por la que es importante la velocidad es porque el tiempo de espera es tiempo muerto. No da una buena sensación para que está detrás de la pantalla, que terminará aburriéndose y buscar otra alternativa. Es decir, como no le estás proporcionando una experiencia positiva, la va a buscar otro sitio y de ti se va a olvidar. Porque quien se va ya no vuelve.

Razones que llevan a que una web sea lenta

En primer lugar, vamos a eliminar la variable de la velocidad de la conexión. Imaginamos que hacemos uso de una red con una velocidad de respuesta normal. Entonces, si no tarda mucho en cargar, puede deberse a estos factores.

  • Hosting: tu proveedor puede ser lento de por sí, sino ofrecer una adecuada velocidad de respuesta, a poco que introduzcas en la página cualquier elemento que le pida algo más de rendimiento, va a ser penalizada. La solución pasa por cambiar de proveedor, puede que sea un hosting compartido el que estés utilizando, o adquirir un plan superior, más caro, pero que no te deje colgado.
  • Diseño: no siempre más es mejor. Existe una tendencia en la cual una página web termina siendo como una paella. Al principio vas añadiendo poco a poco todo lo que necesita, pero como te vengas arriba terminará teniendo de todo y no sabiendo a nada. Traslada este ejemplo a la página web, tendrás tantas cosas que la velocidad de carga será muy lenta, la experiencia con el usuario muy mala, y el rendimiento totalmente negativo. Recuerda lo que he dicho antes, quien se va no vuelve.
  • Imágenes: actualmente es posible encontrar imágenes de bancos de una calidad excelente, pero que tiene un peso bastante elevado. No hacer uso de las dimensiones adecuadas o de un redimensionador de imágenes terminará aumentando el tiempo de espera.

¿Qué vas a hacer?

Cuando una página web tiene una carga lenta tienes dos opciones, pensar que no es para tanto y que el sacrificio en tiempo merece la pena por el diseño, o tratar de poner solución.

La primera posibilidad la vamos a desechar, porque repetimos que los usuarios de internet no están dispuestos a esperar más de lo debido, aunque la página sea la leche. Y esto es así ya no solo porque nos hemos vuelto bastante cagaprisas, sino porque hay páginas ofreciendo una experiencia mucho más chula que la tuya y en tres veces menos de tiempo. ¿Qué valor añadido tiene la tuya para que merezca la pena esperar?

Obviamente, debes poner remedio y esto debe comenzar con un análisis de porque está fallando, porque seguramente tú tengas mucho que ver.

¿Tienes el hosting adecuado?

Para comenzar, debes comprobar que tu hosting te va a ofrecer todo lo que le pidas, y si no estás en el sitio adecuado o quieres hacerlo bonito sin gastar mucho, aquello no va a funcionar. La diferencia entre un hosting de los buenos de otro que va al límite de su capacidad es lo que te puede estar penalizando. Y si no estás muy puesto en el tema, lo mejor es que escuches opiniones de clientes satisfechos, no cantos de sirena que se oyen al visitar los sitios de estos proveedores. Es un ejercicio que llevará tiempo, pero que terminará cimentando un servicio más adecuado.

Revisa tus conceptos de programación o pídele al programador que adelgace

Menos es más. Gran parte de las páginas web que funcionan son aquellas con un marcado carácter minimalista.

Porque de lo que se pretende es eso, que el visitante vaya descubriendo poco a poco lo que le vas a ofrecer. Lo que no quieres es que se agobie con multitud de información que lo terminen confundiendo, en el peor de los casos seguridad y se largará para siempre. Si no te has encargado tu de la programación, habla claro con la persona que vaya a hacerlo, sentaros juntos y ver una manera conjunta de obtener una respuesta adecuada. Puede que esa persona esté haciendo lo que tú le pidas y ya está. Escúchale y pídele consejo, que probablemente sepa más que tú.

La usabilidad y experiencia como clave

Quien quiere una experiencia amena y sencilla, no sentirse abrumado por una batería de recursos que te gustan a ti, pero no a los demás. Mira tu web desde otros ojos, ponte delante de la tuya y piensa si te gustaría que te ofreciera eso que tienes delante. Seguro que hay muchísimo margen de mejora.

Hay alguna manera de aprender mucho y estoy viendo como le están haciendo los demás. No te creas que has nacido con una varita mágica y que tienes el don de la perfección. Hay que bajar un poco a la arena y ser algo más humilde. Hay verdaderas maravillas que se están cocinando y que tiene un resultado magnífico. ¿Acaso no te gustaría que tu página fuese como alguna de ellas?

Hay recursos que se emplean en páginas web que tienen un coste importante en cuanto a la penalización de tiempo, y que, sin embargo, no aportan demasiado como experiencia al visitante. Aligera la página de peso, porque va a ser mucho mejor para quien la ve, por ella y para ti, que te vas a ir quitando problemas de en medio. Recuerda que todo el plugin que esté en tu página requiere un mantenimiento, una revisión, una actualización o un ajuste. Si tienes algunos que no aportan demasiado valor, no vaciles y cárgatelos.

Piensa en los móviles

La mayoría del tráfico por Internet se realiza a través de los dispositivos móviles, que ya ofrecen una gran experiencia de navegación. Si visitar una página web en un Nokia  N95 de 2008 era algo más que una lotería, cualquier dispositivo móvil lo hace ahora perfectamente. Y tres cuartas partes del tráfico se produce a través del teléfono, por lo que tu web tiene que estar adaptada y ofrecer una experiencia correcta en este tipo de dispositivos. Piensa que todo lo que esté de más en tu página web se terminará cargando al teléfono móvil, y dependiendo de qué sitio, la velocidad de la conexión puede no ser la más indicada.

Eso del tiempo de carga es muy subjetivo, yo paso

Pues pasa, que ya te estrellarás y darás cuenta de tu error. Quien dice que una página tarda en cargar no soy yo, sino los usuarios con su experiencia y algunas herramientas que tienes para comprobar la velocidad, y que además te dicen qué está fallando y por dónde has de meter la tijera.

Todo esto además lo encuentras de manera gratuita y con una fiabilidad absoluta. Probablemente la más recomendable sea esta, o esta, muy sencillas, intuitivas y fácil de usar. Muestra muchísima información de todas las carencias de tu página web en materia de velocidad.

De todo esto que hemos estado hablando, quédate con el siguiente concepto: quien manda aquí no eres tú, sino tus clientes. Ellos son los que van a dar el veredicto y quién tiene la potestad absoluta de largarse a otro sitio sin ningún tipo de miramiento. Estás a tiempo de provocar el cambio necesario o seguir regodeándote en todo lo que eres capaz de hacer, pero que no te lleva a ningún sitio.

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